La biblioteca de Ragudo, en la provincia de Castellón, es un hecho material. Los libros han dejado repletas las estanterías que la sustentan.
Nacida del reciclaje, del aprovechamiento de los recursos para el conocimiento no utilizados -pero no por ello menos valiosos- del Instituto de Educación Secundaria Joan Fuster, ubicado en la localidad valenciana de Sollana. Trasladados durante un año, en sucesivos viajes, fueron dando forma material a la nueva biblioteca, a esta iniciativa se añadieron las estanterías, recicladas también, desde el Hospital Auxiliar de Segorbe, y cuatro donaciones particulares de vecinos de Ragudo o relacionados directamente con la comarca del Alto Palancia y de una profesora del instituto mencionado.
La biblioteca, ubicada en lo que fue la antigua escuela de Ragudo, hoy local social y de festejos de la aldea, revive una nueva relación con los libros, los cuales poblarian el edificio en su origen (alguno de sus primeros alumnos recordaba algunas anécdotas escolares, cuando asistía a las clases, en los primeros años de la década de 1930, antes de la guerra).
A falta de la adecuada catalogación profesional -sería deseable la labor temporal de un bibliotecario, a partir de una beca o con alguna forma de contrato- los recursos literarios están ahí. Cómo se desarrolla este germen cultural, habrá que verlo... informatización del local, realización de eventos...
Para que el contexto sea más idóneo, además, se ha reformado el local, consolidando la fachada y renovando suelos y paredes.
Como se suele decir, el movimiento se demuestra andando. De momento Ragudo tiene un nuevo recurso, aunque modesto, un nuevo servicio que restar a los incontables de los que carece (instalaciones deportivas, recursos para reciclaje de basuras ...) nacido de una iniciativa totalmente espontánea y popular.
Hay muchas necesidades de protección y posibilidades de mejora en temas culturales y ecológicos en Ragudo, sobre los que se deberían tomar medidas -restauración y protección de edificios con valor etnológico e histórico como los Cubos, protección de parajes naturales que actúen de barrera y de pulmón verde, proteción de restos arqueológicos como las carriladas ibero-romanas...- o pronto nos veremos rodeados por lo que hoy son amenazas continuas a nuestro entorno paisajístico y que mañana se pueden haber consolidado -como ha ocurrido con el aeródromo o los aerogeneradores- y ha estado a punto de ocurrir con el proyecto de macroparque fotovoltaico, que no es que no sean unos recursos necesarios en el mundo actual, pero que deben de ponderarse los pros y los contras de su puesta en funcionamiento, y siempre paliar de manera plausible los inconvenientes. Veremos.
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